La mayoría de nosotros los directores, y yo mismo durante muchos años, elegimos el repertorio con un ojo puesto en que sea un repertorio, o bien que le guste el coro, o bien que nos guste a nosotros, o preferentemente las dos cosas
Y el otro ojo puesto básicamente en que, digamos, las partes no le queden agudas a las voces agudas, ni demasiado graves a las voces graves, que la conducción de las voces sea apropiada o adecuada a lo que nuestro coro es capaz de memorizar, lo mismo con el tratamiento de las disonancias y las dificultades armónicas
A veces vamos un poco más avanzada y buscamos un repertorio que tenga una temática en común, ya sea a través de sus textos, o por el tipo de género musical que abordamos, digo, algo que vayan más allá de ser repertorio de música popular, o de música clásica entre comillas
El tema es que ese ojo que utilizamos para mirar la dificultad o las dificultades técnicas del repertorio, suele ser un ojo más bien intuitivo, porque bueno, todos tenemos una idea básicamente general de qué cosas nuestro coro puede cantar y qué cosas no, qué cosas le quedan bien a nuestro coro, y qué cosas, qué tipo de dificultades nuestro coro no puede resolver
vamos al programa
Enlaces mencionados:
Curso de Adaptaciones de arreglos corales I